Mariposas de Mayo

Un álbum que canta desde la memoria.

"Mariposas de Mayo" ha nacido este mes de mayo de 2025 como un diálogo entre la poesía y el recuerdo. Este álbum no es solo una serie de canciones: es una ofrenda delicada, una colección de escenas íntimas dedicadas a cinco mujeres que dejaron huellas imborrables. Tres de ellas nacidas en mayo —coincidencia luminosa que se volvió símbolo—, son las mariposas que revolotean en cada verso, en cada nota, en cada pausa de este disco que respira ternura y profundidad.

 

Las canciones que conforman este trabajo no están construidas desde lo solemne, sino desde lo vivido. No se trata de erigir monumentos, sino de dejar temblores. En "En mi copa está el vino", el amor se sirve como un tinto que aún conserva el calor del cuerpo amado. En "Humo", la ausencia se disuelve en el aire, dejando una silueta en la penumbra. "Mientras camino" es una reflexión andante sobre el paso del tiempo, y "El hijo", una plegaria desgarradora de una madre que aún no puede soltar. También están "Se murió Violeta Parra", canto amoroso a la raíz que nos florece desde el dolor, y "Puelche: Dedicatoria", una despedida poética a quienes amamos y olvidamos. 

Cada poema fue escrito por María Lefebre Lever, salvo "Mientras camino", que nace de la pluma de Sylvia Baronti Barella. Las voces son femeninas, las cuerdas suaves, los silencios necesarios. Hay alma de bolero, cuerpo de tonada, y un pulso de cueca dormida que late en la sombra. En este espacio exclusivo, puedes escuchar el disco completo sin interrupciones, junto con el BONUS TRACK “Cinco mariposas”, poema escrito por Hugo Baronti, que está disponible solo en esta página. Desde ahora, el álbum también está disponible en diversas plataformas digitales como Amazon Music, Apple Music y Spotify, entre otras.

Con las cinco mariposas nos referimos a  María Lefebre Lever (abuela), Silvia Barella Lefebre (madre), y Mariluz Baronti Barella, Sylvia Baronti Barella, Rosella Baronti Barella (hijas).

Las cinco mariposas son presencia y memoria: revolotean en el tiempo como signos de amor que no se apagan. Y sí, son también las mariposas de mayo que Arthur Rimbaud vislumbró en un verso de Le Bateau Ivre. No son altivas ni heroicas. No buscan gloria en mares abiertos. Son barcos de papel, frágiles, que navegan en una charca fría y turbia. Y aun así, navegan. Se dejan soltar por las manos tristes de un niño en cuclillas, mientras un crepúsculo embalsamado arde en silencio a sus espaldas. No renuncian a su forma. No ceden su impulso. En su pequeñez habita una dignidad pura: la de la mariposa que, aun sabiendo su brevedad, vuela como si el cielo le perteneciera.

Así son estas canciones: breves, temblorosas, decididas. Vuelan sobre aguas densas, llevan el perfume de lo que fue y el temblor de lo que aún vive. Y cada nota es un ala, y cada verso una dirección. Porque incluso en la charca de la ausencia, la belleza insiste en cruzar.

Incluimos aquí el verso original de Rimbaud y su traducción, como fue trabajada con delicadeza y fidelidad:

Si je désire une eau d’Europe, c’est la flache
Noire et froide où vers le crépuscule embaumé
Un enfant accroupi plein de tristesse, lâche
Un bateau frêle comme un papillon de mai.

Si yo quisiera un agua de Europa,
es la de la charca negra y fría
donde, hacia el crepúsculo embalsamado,
un niño en cuclillas, lleno de tristeza, suelta
un barco frágil como una mariposa de mayo.